La piel, igual que el resto de nuestro organismo, necesita descansar para funcionar correctamente y ofrecer un rendimiento óptimo. Por ello es tan importante dormir un número suficiente de horas, que proporcionarán a nuestra piel la oportunidad de organizarse y estructurarse cada día.
La piel requiere esa fase de disminución de su actividad basal para favorecer la síntesis celular de la capa regeneradora, que se encuentra en el nivel dérmico más profundo.
Si bien es cierto que las necesidades de descanso dependen de cada persona, por lo general un adulto debería dormir entre 7 y 8 horas diarias. Las características del individuo también varían según la franja de edad.
Otro factor que determina nuestras necesidades de sueño es la concentración de melatonina en sangre. El equilibrio entre luz y oscuridad define la concentración de melatonina que fluye por nuestros vasos sanguíneos. De este modo, interviene directamente en cuántas horas necesitará nuestra piel para realizar del modo correcto sus funciones fisiológicas.
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